lunes, 9 de diciembre de 2019

LONG DISTANCE CALL

Hola amigos, la verdad tenia mucho tiempo que no había podido encontrar el momento adecuado o la motivación necesaria para poder volver a publicar algo a través de este medio tan querido e importante para mi.
No hay excusas, es verdad, pero siempre que puedo hacerlo trato de publicar algo, por pequeño que se, aparte de hacerme sentir bien como cualquiera cuando hace algo que le gusta, lo hago también para no perder de alguna manera la presencia en este medio tan importante como lo el el Internet, y por supuesto es mi manera de saludar a todos aquellos que se que me siguen leyendo  y a aquellos que me descubre por hacer en el vasto y variado universo de los bloggs, a todos ustedes mis más sinceras gracias.
Ya estamos en Diciembre otra vez, a las puertas de unas blancas y frías Navidades otro año más, así que seré breve pero quisiera compartir mis mejores deseos para todos ustedes por estas fechas, la verdad, para la gente, para los más necesitados, para el planeta y para el futuro.

Como parte de una tradición que había comenzado hace ya algunos años, siempre para estas fechas me gusta publicar algo, compartir con ustedes amigos lectores, algún articulo, cuento o relato, relacionado con estas fechas, y siempre elaborado dentro del genero que siempre me ha llamado la atención como puede ser la literatura de ciencia ficción y fantasía.
Pues bien, he querido publicar un cuento muy corto, dedicado a alguien muy especial para mi, mi hija, recuerdo escribí un borrador de un argumento con algunas ideas que pudieran haber servido de guion para una continuación de la película E.T, algo que muchos seguidores de Spielberg y enamorados fans de esta película nos quedamos esperando por muchos años. Nos hubiera encantado saber tantas cosas acerca del pequeño E.T y su mundo, y de la solidad y sincera amistad que se creo entre seres tan diferentes.

Pero bueno para eso sirve el mundo de la imaginación y de la fantasía, para crear mundos posibles y traer a la vida y a las paginas posibles caminos y eventos donde de alguna manera estos dos amigos pudieran volverse a ver.

Este es pues mi humilde creación, tratandole de darle una pequeña vuelta de tuerca a la historia conocida para adaptarla a nuestros tiempos, dejando una puerta entreabierta el territorio de la imaginación por donde pudiera colarse hacia nosotros.


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LONG DISTANCE CALL (LLAMADA DE LARGA DISTANCIA).


Han pasado ya más de 50 años desde que el pequeño Elliott se despidió de aquel extraño amigo verde, venido de algún lugar situado más allá de las estrellas, y a quien cariñosamente llamaron E.T. Aquel día lejano aquel fantástico ser, un niño como él, volvió a reunirse con los suyos, con su familia, para continuar su inimaginable viaje a través del universo.




Hoy en día la ciencia ha avanzado mucho, el hombre ha llegado a Marte; los viejos teléfonos han cedido lugar a nuevos móviles virtuales cada vez más potentes y versátiles; desde la invención y aparición de los primeros ordenadores cuánticos la informática ha revolucionado de manera inimaginable en todos los ámbitos haciéndolo todo más fácil y más rápido; nuevos vídeo juegos que se juegan directamente en la mente del jugador; las impresoras de alimentos han revolucionado  en las grandes tiendas de alimentación y comida rápida; nuevos combustibles y maneras de aprovechar la energía han impulsado de manera más eficaz el desarrollo de mejores medios de transporte; vuelos comerciales a la luna; ejércitos sin seres humanos, inteligencias artificiales y muchísimas maravillas más que no se conocían medio siglo antes, pero aun ahora en el año 2045, hay  muchas cosas en las que la ciencia desafortunadamente no ha podido ser todavía de mucha utilidad, y algunas viejas enfermedades y padecimientos siguen resistiéndose fuertemente a ceder ante  ella.

Elliott es ahora ya un hombre mayor y enfermo que se encuentra en el ocaso de su vida sufriendo una penosa enfermedad terminal, donde los médicos en el mejor de los casos solo le pronostican algunos meses más de vida, entre seis a nueve meses quizás. Han sido años duros pero ahora en su vejez se encuentra en un asilo especial donde recibe los mejores cuidados, y donde pasa los días junto a otros muchos ancianos recordando y hablando de los años pasados y de los lejanos eventos sucedidos en su juventud, pero que aunque mantenido gracias a los cuidados especiales que recibe, espera con resignación a que llegue su hora final. Y es por ello que aunque se encuentre rodeado a toda hora por personas en situaciones parecida a la suya, realmente se encuentra muy deprimido y tristemente solo, pues resulta que últimamente y así como lo han hecho sus esperanzas de vida, también han venido disminuyendo las muestras de cariño y la compañía que recibe de lo único que en esos momentos realmente le importa a él, su familia, y en especial del que como un valioso bálsamo le proporciona  su pequeña nieta Angeline, la pequeña chispa que mantiene encendida aun, una tibia llama de esperanza en su viejo y cansado corazón.

Las visitas ya no son tan frecuentes como antes, los padres de Angeline por motivos laborales han tenido que mudarse a una ciudad lejana, pudiendo venir ahora tan solo unas pocas veces al mes. Pero es en esos días cuando su pequeña nieta lo visita, en esas tardes maravillosas donde en la intimidad de su habitación allí junto a ella, pasa esas pocas horas felices en su compañía, lejos de la tristeza y el dolor,  evocando algunos buenos y lejanos recuerdos. Allí vuelven a aflorar en su mente aquellas perdidas memorias de su infancia, esos lejanos fragmentos de olvidados recuerdos que gracias a ella parecen cobrar vida, y en los que poco a poco, va organizando la historia para ella, así poco a poco durante la eternidad del brevísimo instante de cada una de sus esperadas y cada vez más distantes visitas ,le va contando aquellos maravillosos relatos, propios de la imaginación de un viejo, y en los que le cuenta  del tiempo en el que conoció a su extraño amigo E.T, un pequeño hombrecito verde venido de muy, muy lejos, y de la maravillosa amistad que surgió entre ambos. Así poco a poco, a lo largo de aquellas tardes, amenas y tranquilas, donde tantos recuerdos dormidos afloraban otra vez llenando de tibios colores el gris e insulso cielo de otoño, el abuelo le va contando a su nieta la historia de E.T y la fantástica aventura y los peligros que corrieron juntos para poder ayudar a su pequeño amigo a volver a casa, la historia sobre una gran amistad.

Elliott aunque casi siempre está solo, tiene algunos buenos amigos en el asilo que comparten como él sus últimos días y que serían capaces de hacer lo imposible por obtener aquello que le permitiera tener una nueva esperanza. Entre ellos está el viejo Martín Mclain, viejo veterano de la fuerza aérea y un antiguo pionero de la investigación espacial.

Aprovechando unas cortas vacaciones con su familia durante la Navidad para pasar unos días en el pueblo donde vivió su abuelo, en aquel familiar barrio, iluminado por mil guirnaldas y luces de colores, refrescado por la fría brisa de las montañas cercanas, nevadas y repletas de nevados abetos los que le dan a ojos de Angeline, la bella imagen de una querida tarjeta postal.

Fue durante un día de excursión al parque forestal situado en las afueras del mismo, al ir en busca de algunas ramas para hacer una hoguera, que Angeline por casualidad entre algunos viejos árboles secos y rotos, enterrado entre la nieve, hojas secas y telarañas congeladas, cual delicados collares de minúsculas perlas, descubrió los restos de algún extraño artefacto: restos de una vieja antena de Tv, algunas partes de un antiguo teléfono del siglo pasado y como colofón de aquel disparate tecnológico, un pequeño tocadiscos portátil. Todo ello ahora roto y deteriorado por el paso de innumerables años. Angeline se acuerda al ver aquella tosca e infantil maquinaria, de aquellas historias las que pausadamente le había contado su abuelo, y comprende entonces, al tener aquel viejo mecanismo entre sus manos, que aquello a lo que se había referido él a través de esas fantásticas historias, no eran simples cuentos que inventaba para ella, ahora tenía entre sus manos las pruebas que demostraban que aquellas historias podían haber sido ciertas. En ese momento, Angeline viéndolo todo desde la infantil e ingenua perspectiva que solo existe en la niñez, comprende que quizás el único que puede ayudar a su abuelo, y posiblemente su única esperanza de salvación, es aquel misterioso y maravilloso ser verde venido de algún punto desconocido del espacio, y de quien lo único que ella conoce es aquel raro y gracioso nombre: E.T.
Resuelta a ayudarlo, un día durante una de aquellas tardes de visita le comenta su plan a su abuelo, y le muestra la foto que tomo con su móvil de aquel raro aparato, sin darse cuenta de que aquello fue oído también por aquel anciano que compartía la habitación con él y que parecía tan plácidamente dormido, Martín Mclain y que como el anciano Elliott, ansioso también por encontrar alguna pequeña esperanza a su enfermedad.

Aprovechando algunas visitas al pueblo llegada la primavera, poco a poco se interna en aquel abandonado bosque. Con paciencia y muchísima suerte, gracias a las indicaciones que le dibuja su abuelo logra reparar aquel aparato. Finalmente un día, al terminar de desenredar y conectar el ultimo cable a una antigua batería, de una manera inesperada y silenciosa, un pequeño bombillo cobra vida otra vez y  entre parpadeos, un zumbido leve y periódico comienza a escucharse a través de un pequeño y polvoriento altavoz, indicándole a Angeline que la antigua maquinaria estaba reparada y lista otra vez, emitiendo una misteriosa señal, repetida una y otra vez hacia todos los insondables rincones del cosmos, un mensaje desconocido, una poderosa llamada de emergencia, una llamada a casa, algo así como una llamada de larga distancia estelar.

Elliott recibe con alegría aquellas buenas noticias por parte de Angeline, y la luz de la esperanza vuelve a brilla en su apagado corazón, esperando ansioso que aquella llamada pudiera llegar a su remoto destino. Pero los días van pasando y no ocurre nada, y en unos pocos meses la salud de Elliott comienza a deteriorarse y la pequeña Angeline empieza a perder toda esperanza de poder ayudar a su abuelo.

Mclain no se atreve a contarles que el también conoce su secreto y espera pacientemente, esperando que aquella fantástica ayuda pudiera ser verdad y que la historia que tantas veces le había contado su amigo Elliot aprovechando los descansos entre juegos de bingo, pudieran darle a él también la esperanza de una posible salvación, pero el tiempo sigue pasando sin obtener ninguna respuesta y el pobre Elliot ve como poco a poco la vida se le va escapando entre sus manos. Los médicos ya no le dan muchas esperanzas a los padres de Angeline y al poco tiempo su abuelo es trasladado a otra sala más grande, la sala de cuidados intensivos y las tardes de visita se reducen tan solo a unos pocos momentos al lado él, escuchando aquellas historias que el abuelo con voz cada vez más apagada insiste en repetirle una y otra vez.
Ella en alguna ocasión ha podido volver al bosque y comprobar que el aparato sigue allí, emitiendo aquella muda y misteriosa señal, pero una tarde al volver al asilo para visitarlo, solo sus padres pudieron entrar en la habitación para verlo, y Angeline dejando caer una solitaria lagrima deseo profundamente que aquella llamada llegara por fin a casa, ni en esos malos momentos se resistía a perder la más pequeña de las esperanzas.
Millones de estrellas más allá del límite de la imaginación, en un pequeño rincón de una lejana galaxia, fondo de una de las enormes espirales de polvo estelar que giran a su alrededor, hay un hermoso planeta azul rodeado de un par de pequeñas lunas de color verde, en una de ellas al fondo de un tranquilo valle lleno de enormes árboles y rodeados de innumerables ríos de aguas cristalinas duerme una gran ciudad de amplias recintos abovedados y largos edificios metálicos, que como enormes agujas apuntan en la oscuridad de la noche hacia la vasta soledad del espacio. Allí en una de aquellas casas, un sonido perturba la quietud de la noche. Del otro lado de la puerta el sonido de la alarma de un extraño y sofisticado sistema de comunicación, un teléfono que indica que alguien está haciendo una llamada, una llamada distante y muy especial. Al fondo del pasillo se enciende una luz, alguien acaba de despertar. Se oyen el ruido de pequeños pasos acercándose al comunicador. El ser todavía medio dormido, con unos enormes ojos azules, cuyos parpados surcados de algunas arrugas indican también el inexorable paso del tiempo, contempla cómo se enciende y apaga una luz en el fondo del tablero indicando que se ha recibido una llamada de larga distancia. Un largo y delgado dedo aprietan un botón y acto seguido, se escucha una lejana señal olvidada ya en el tiempo y en el efímero territorio donde conviven retazos de sueños y recuerdos olvidados en una estrecha comunión. Una señal que se repite una y otra vez. Una antigua llamada de auxilio interestelar: 
“...E.t phone home, ...E.t phone home, ...E.t phone home…”

De golpe, un maduro Eershyll recupera la lucidez pues ya sabe quién le está llamando, es Elliott su viejo amigo. No le hace falta escuchar más y cuelga la llamada, se dirige rápidamente y mientras va recogiendo algunas cosas por el camino, hacia el pequeño hangar situado lado de su casa, un viejo amigo lo necesita, no tiene tiempo que perder.

Él, E.T, ya sabe lo que tiene que hacer.


Pedro A. Martos G.
Idea y borrador original 1997, rescrito 2019 y levemente corregido 2019.

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Bueno amigos, como siempre espero les guste y mis mejores deseos para todos en estas Navidades, pasarlo bien.
Un abrazo y hasta una próxima oportunidad

lunes, 25 de febrero de 2019

Tus mil y una muertes......animo Venezuela

Hola amigos.

Tenia mucho tiempo sin publicar nada en el blog, mucho tiempo la verdad, y no debería tener excusas por no hacerlo, pero creo que mientras sean buenas excusas , las mismas siempre serán bien aceptadas, en serio, me he dedicado fuertemente a terminar una carrera de informática que ya estoy en vías este mismo año, de poder concluir lo que ha sido para los que sobrepasamos el medio centenar de vida, una tarea ardua, exigente y no muy sencilla pero que se ha abordado desde la responsabilidad que se merece todo proceso de formación que se emprende seriamente, ademas del tiempo dedicado, afortunadamente, al trabajo durante estos dos últimos años, y como no he dedicado algo del tiempo que me queda a retomar el gusto y el placer de tocar la guitarra y volver a recomenzar con una de las cosas que me proporciono tanto placer y buenos momentos como lo es la música, la música debería ser siempre un grato placer, pero que como pasa con muchas otras cosas que hacemos, que con el tiempo y la falta de practica se van olvidando, menos más hoy en día al contrario de la época en que me dedique a la música, existen  muchas formas a través de Internet de retomar y poder aprender tanto la guitarra como cualquier otro instrumento, vivan las nuevas tecnologías.

Hoy es un día muy especial para mi, resulta que es mi cumpleaños y por este motivo he querido aprovechar el momento para publicar un cuento de  fantasía/ficción que reescribí hace ya tres años y cuyo original escrito hace muchos años atrás aguardaba plácidamente su momento , durmiendo dentro de un cajón en compañía de algunos otros borradores y artículos en espera de la ocasión propicia para publicarlos, gracias a un amigo al que se lo di para que lo leyera y me diera su opinión,  al leer el final me comento que le parecería un momento adecuado este ya que en el y debido al argumento, al final del mismo hay una mención o referencia de alguna manera al régimen del usurpador Sr. Maduro, alguna especie de síntesis de eje del mal o de conjunción de poderes malignos al que de alguna manera se tendrá que enfrentar uno de los personajes del relato, y considero que de una u otra manera podría encontrarse en un buen momento para su publicación  debido a los recientes y desagradables sucesos que están sucediéndose en Venezuela, hermoso país donde me toco nacer, y en el que pareciera que ahora si y debido  al rumbo que están tomando  los últimos hechos  acontecidos allí en estos últimos días del mes de Febrero, el país podría encontrarse en una vía posible de escape y transición  del largo camino de opresión sufrido bajo un régimen opresor a lo largo ya de veinte años de experimentos socialistas y revolucionarios fallidos.

Aunque desde hace unos años y como muchos otros compatriotas tome la decisión de emigrar del país junto con mi familia y empezar humildemente la vida en otro país, no puedo negar que sigo con mucha preocupación el tema de la situación actual de Venezuela, ya que aunque uno no viva ahora allí, allí quedaron amigos, buenos y siempre recordados amigos,, familia, muchos recuerdos y querencias entrañables e inolvidables, constituyéndome a  lo largo de todos estos años en el exterior en un testigo más  del gran deterioro continuado que con los años que viene sufriendo el país y de la gran escasez, penuria e incertidumbre que aumenta con el paso de estos y con la que  tienen que mal vivir un pueblo generoso, que vivía en un lugar que aunque no era perfecto  existía un espacio de sana convivencia entre ricos y pobres,  había trabajo y oportunidades de sana riqueza para todos, un país donde la sonrisa y la esperanza afloraban en cada rincón bañado por el calor de un clima generoso y perfecto para que allí se pudiera cultivar casi sin esfuerzo cualquier cosas, gracias a las bondades de una tierra generosa en virtudes y recursos que siempre le dio la mano a todos por igual y donde se sintieron como en su propia patria infinidad de inmigrantes que la escogieron para vivir y hacer su vida allí, contribuyendo con sus esfuerzos,  costumbres y tradiciones, a hacer grande y prospera a una nación, orgullo de la américa latina y digna  de tener representación entre el concierto de grande naciones con futuro y en vías de desarrollo, prosperidad y modernidad, vamos que aunque transitando por los caminos de la democracia con todos los defectos y virtudes de los sistemas políticos que la gobernaron anteriormente, Venezuela iba transitando  con sus altos y sus bajos , lenta pero sin pausa,  por la senda de la prosperidad y progreso económico, humano y social, que si bien no era perfecto, y existían como no, cantidades de problemas y también algunas desigualdades, constituía un modelo de libertad para muchos de los pueblos del mundo.

Pero como todos sabemos, el sistema político que impero en el país no era perfecto y aprovechando otras coyunturas y cantos de sirena, surgió del mismo pueblo de donde habían surgido todos otros los demás ilustres o no gobernantes, y encontró su momento y la hora  para vendernos a todos que el era el salvador de la patria, que era el cultor y gestor de un gran cambio social, que iba a hacer a Venezuela y su gente mejor, que crecería como un mejor país invirtiendo sus mejores recursos en el área social, área necesaria donde invertirlos cuando hablamos de una nación donde y como en todas las naciones en vías de desarrollo, existen unos niveles enormes, amplios y desagradables de pobreza, hambre y necesidades por parte de un amplio sector de la población.
La gran revolución Bolivariana se llamo aquella marea que cobijaba a infinidad de pensamientos e ideas, a veces irreconciliables, de tipo socialista que en el papel o fundamento buscaba igualar a todo la sociedad venezolana, en especial a los más desfavorecidos,  y hacer llegar los recursos a todo el mundo para acabar con la pobreza y sufrimientos de un amplio sector de la población.
Desafortunadamente, este sistema y sus gobernantes  con el paso de los años también demostraron de ser poseedores de unos niveles mayores de incapacidad para gobernar, ignorancia, fallos, corrupción, orgullos desmedidos, desprecios, enriquecimientos ilícitos, ansias de poder, defenestración del patrimonio, que todos los anteriores gobiernos juntos a los que ellos tanto criticaron, en fin su sistema político demostró ser mucho peor todavía y llevar a un país y a su pueblo a unos niveles de caos, inseguridad,barbarie, pobreza, inflación y escasez  de recursos, totalmente inimaginables para un país pletórico de recursos, y una de las más grandes potencias petroleras del mundo, país donde ahora incluso casi ni se produce gasolina u otros carburantes y los mismos se tiene que importar.

Actualmente y de acuerdo a los últimos acontecimientos que se viene sucediendo, muy pocas naciones en el mundo niegan que Venezuela hoy en día se vive bajo un régimen de dictadura pura y dura, que la libertad hace tiempo que dejo de campear a sus anchas por aquel país. La libertad, cuanto me acuerdo de las palabras de una humilde educadora de mis primeros años de primaria, un día cuando en clase de historia de Venezuela nos hablaba de ella y de lo importante que es tenerla, y si no se tiene, luchar por ella , defenderla y mantenerla, todavía me acuerdo de sus palabras y de aquella pregunta:"...y entonces niños, quien me puede decir que es la libertad y lo que representa...2 a lo que nosotros en nuestra humilde o infantil manera de ver y explicar las cosas, tratábamos de definirla con nuestro humilde y básico vocabulario propio de la niñez y ella con toda su sabiduría, aquella de dan muchos años de enseñanza nos dijo " La libertad, que difícil es poder decir de manera sencilla lo que es niños, pero ustedes no saben lo que duele perderla, no tenerla, imaginar todo lo que podemos hacer cuando vivimos en libertad, imaginar como seria vivir sin ella.....", proféticas palabras de la profesora M.

He querido aportar el las palabras integras del discurso del Sr. Francisco Guerrero Aguirre, Secretario de Fortalecimiento de la Democracia del Consejo Permanente de la OEA, de fecha 15/02/2019 donde se establece una resolución sobre la situación de Venezuela que lo puede resumir todo lo anterior.

"Palabras de Francisco Guerrero Aguirre, Secretario de Fortalecimiento de la Democracia,  ante el Consejo Permanente de la OEA el 15 de febrero 2019

Embajador Carlos Alberto Calles Castillo, Presidente del Consejo Permanente y de la Comisión General Señor Luis Almagro, Secretario General Señor Néstor Méndez, Secretario General Adjunto Representantes de los Estados Miembros y Observadores permanentes ante la OEA

 
Agradezco a las misiones de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia; Costa Rica, Estados Unidos, Paraguay y Perú por la solicitud y consecuente convocatoria a este Consejo Permanente.   El artículo 3 de la Carta Democrática Interamericana establece los elementos esenciales de la democracia representativa:

1. El respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales;
2. El acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado derecho);
3. La celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto;
4. El régimen plural de partidos y organizaciones políticas y 
5. La separación e independencia de los poderes políticos.
Desde su llegada al poder, el régimen de Nicolás Maduro ha ido suprimiendo cada uno de estos componentes. Hoy en Venezuela no hay respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio no se ajustan a derecho; se oprime a los partidos y organizaciones políticas; no hay separación e independencia de los poderes públicos; y ya no hay elecciones periódicas, libres y justas.

La Organización de los Estados Americanos (SG/OEA) ha dado seguimiento puntual a la crisis en Venezuela; y lo ha hecho por indicación expresa del Secretario General Almagro. A él todo mi reconocimiento y admiración.
Los informes producidos por la Secretaría constituyen un acervo documental fundamental para comprender el proceso de erosión acelerada, que nos ha llevado al exterminio de la democracia en Venezuela.
Los Informes son parte esencial de la hoja de ruta para el futuro, porque documentan los atropellos a la democracia en Venezuela y nos apuntan con precisión, todo lo que tiene que modificarse para llevar a cabo elecciones presidenciales justas y libres en el futuro.
El 10 de noviembre de 2015, a propósito de las elecciones parlamentarias de aquél año, el Secretario General envío una primera comunicación a la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, manifestando sus preocupaciones por las condiciones de la campaña electoral.
Las restricciones a la libertad de expresión, el acceso desigual a los medios de comunicación, la judicialización de las manifestaciones opositoras y la inhabilitación de candidatos, fueron algunos de los elementos que llevaron al Secretario Almagro a señalar que se estaban incumpliendo las garantías electorales más elementales.
Desde entonces, el Secretario General envió a la presidencia de este Consejo Permanente cuatro informes, uno en 2016 y tres en 2017. En estos advirtió sobre el desmantelamiento paulatino pero constante de las instituciones democráticas en Venezuela. 
Tal como consta en estos documentos, uno de los rasgos principales del régimen autoritario venezolano es la cooptación de la justicia. En 2016, el Secretario General denunció que al menos 5 de los 13 magistrados juramentados como miembros del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) fueron activistas político- partidistas y ocuparon cargos dentro del Gobierno Nacional.

A lo largo de los últimos años, el Tribunal fungió como órgano legislativo al servicio del régimen, a través de múltiples sentencias orientadas a dejar sin efecto las disposiciones adoptadas por la Asamblea Nacional.
Los informes abordan, además, un episodio clave del declive democrático venezolano: la elección ilegal y espuria que llevó a la conformación de una Asamblea Nacional Constituyente.
El documento deja en evidencia el carácter inconstitucional de esos comicios. Se describen, además, las numerosas irregularidades del proceso y el contexto de violencia en que se llevó a cabo.
La convocatoria a una Asamblea Constituyente fue un intento ilegal por bloquear al único poder verdaderamente legítimo e independiente, la Asamblea Nacional, y lograr así la  concentración total del poder político.
La separación de poderes es uno de los principios en los cuales se fundamenta la democracia, por lo que la alteración de los mecanismos de contrapesos tiene como consecuencia directa la erosión del sistema.
Los informes de la Secretaría General dan cuenta también de las estrategias empleadas por el régimen para desmantelar a las organizaciones políticas de oposición. Desde enero de 2016, después de que el partido de gobierno perdiera la mayoría en la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo de Justicia ejecutó sistemáticamente procesos de cancelación de partidos políticos que no están contemplados en la legislación venezolana. Asimismo, se ha obstaculizado la participación política de los candidatos de la oposición mediante inhabilitaciones arbitrarias.
El Secretario Almagro ha señalado también el peligroso curso represivo en el que se ha embarcado el gobierno de Maduro. Ante las masivas manifestaciones opositoras que inundaron las principales ciudades del país, el régimen decidió recurrir al uso sistemático de la violencia y el terror: decenas de muertos y miles de heridos ha sido el saldo de la represión.

Tal como advirtió el Secretario en su tercer informe, la criminalización de las protestas no sólo está dirigida a quienes participan de ellas, sino que busca amedrentar al resto de la población para que no se atrevan a alzar su voz.
La criminalización de la protesta ha ido de la mano con el encarcelamiento de opositores. Hasta la fecha, el Secretario Almagro verificó y certificó la existencia de 974 presos políticos y 988 arrestos políticos registrados por el Foro Penal Venezolano (1).
El Panel de Expertos Internacionales Independientes sobre Derechos Humanos ha documentado un gran número de actos de tortura, acoso, abuso físico y violencia, cometidos tanto contra hombres como mujeres en el marco de estas detenciones (2).
En los informes se advierte también sobre los intentos del gobierno de excluir del debate público a las voces críticas, imponiendo severas restricciones a la libertad de expresión. A tal fin, el régimen ha desplegado una variedad de instrumentos como: la apertura de procesos penales contra medios de línea opositora, despidos de periodistas, abuso de controles oficiales de las frecuencias radioeléctricas y del papel para periódicos y finalmente el acoso y la estigmatización verbal de periodistas.
Por último, en sus informes, el Secretario Almagro ha descrito de forma precisa y detallada el deterioro de la institucionalidad electoral. La falta de independencia del Consejo Nacional Electoral no ha permitido que en Venezuela se cuente con las garantías necesarias para el desarrollo de comicios libres y justos.
Fue en este contexto de deterioro absoluto de las instituciones democráticas que se llevaron adelante las elecciones presidenciales espurias de 2018. Estos comicios, declarados ilegítimos por el Consejo Permanente en la resolución emitida el 5 de junio del año pasado, contrarios completamente a cualquier estándar internacional. La falta de garantías del proceso llevó a que, el 10 de enero de este año, este Consejo Permanente declarara ilegítimo el nuevo mandato de Maduro.
                                                       
 1 Cuenta Oficial de Twitter de Luis Almagro. Disponible: https://twitter.com/almagro_oea2015/status/1095684626440511490?s=1
 Informe De La Secretaría General De La Organización De Los Estados Americanos Y Del Panel De Expertos Internacionales Independientes Sobre La Posible Comisión De Crímenes De Lesa Humanidad En Venezuela. Washington D.C., 29 de mayo de 2018 


Durante la elección presidencial de 2018 no se respetaron los principios de legalidad, imparcialidad, certeza, competitividad, periodicidad y universalidad que todo proceso electoral debe tener. En primer lugar, como ya se adelantó, la administración del proceso no fue imparcial. El Consejo Nacional Electoral dejó de ser un árbitro neutral para convertirse en una dependencia al servicio del poder ejecutivo.
En segundo lugar, se restringió la participación política de la oposición, a través de inhabilitaciones arbitrarias de partidos y de candidaturas.
En tercer lugar, se limitó la participación de los venezolanos en el exterior. A través de restricciones de horario, trabas burocráticas y el cierre de oficinas consulares, la administración de Maduro consiguió que alrededor de un millón y medio de electores en el extranjero no lograran actualizar su registro.
En cuarto lugar, se utilizaron los recursos del Estado para desequilibrar la competencia electoral. La difusión de actos de gobierno con fines propagandísticos partidarios y la entrega de programas sociales fueron algunas de las modalidades utilizadas. Por otra parte, el día de la elección, los observadores nacionales denunciaron traslado de electores con recursos públicos.
En quinto lugar, se buscó coaccionar la voluntad del elector. Se documentaron centenas de casos de tiendas de campaña del régimen, “puntos rojos”, en los que se utilizaba el carnet de la patria para controlar que los votantes que contaban con beneficios sociales fueran a votar. Hubo, asimismo, múltiples denuncias contra militantes del partido de gobierno y miembros de las fuerzas armadas que amedrentaron a la población en los distritos tradicionalmente antichavistas para disuadirlos de salir a votar.

Por último, se utilizó un sistema automatizado de votación no confiable y fraudulento. Los equipos y el software utilizados fueron los mismos que en 2017, en la ilegítima elección de la Asamblea Constituyente. Cabe resaltar que en aquella ocasión, la empresa encargada del sistema denunció que el Consejo Nacional Electoral había insertado al menos un millón de votos al conteo final, alterando así los niveles de participación.
Sumado a lo descrito, de cara a los comicios presidenciales, se redujo el número de auditorías y pruebas de seguridad aplicadas al sistema, violando la ley electoral. Además, los equipos y el software utilizados no fueron certificados por la empresa, que ya había dejado de operar en el país.
La falta de garantías para el voto automatizado en Venezuela convierte al voto manual en una alternativa válida para que la ciudadanía pueda controlar el escrutinio. Así lo manifestó el Tribunal Supremo de Justicia Legítimo. A través de su sentencia del 13 de junio de 2018, la sala electoral del tribunal declaró que el Sistema Automatizado de Votación y Escrutinio, en los términos que se había implementado en Venezuela, era nulo e inaplicable, y que se debía avanzar en el diseño de un sistema de votación y escrutinio fundamentalmente manual.
Las razones expuestas dejan en evidencia que es necesario sanear a profundidad el sistema electoral. El Secretario General ha sostenido en reiteradas oportunidades que la única salida a la profunda crisis que vive Venezuela es organizar elecciones libres, transparentes y competitivas en las que los ciudadanos y ciudadanas puedan decidir quién debe gobernar el país. Venezuela necesita un nuevo Presidente electo por el pueblo.
Para poder llevar a cabo las elecciones presidenciales es una condición sine qua non la salida de Nicolás Maduro. Por otro lado, aun cuando Maduro deje de usurpar la presidencia, los gobernadores que apoyan al régimen (17 de 23) retendrán resortes de poder. Debido a esto, será fundamental garantizar que el control territorial de líderes locales y los recursos de los estados no sean utilizados para torcer la voluntad de los votantes. 
Hay que tener en cuenta que celebrar elecciones con el sistema electoral en las condiciones actuales no es posible y repararlo llevará tiempo. Es decir, pensar en comicios con la estructura actual, sin llevar a cabo reformas urgentes y profundas, no es factible ni deseable. 

Para avanzar hacia elecciones libres y justas en Venezuela, existen precondiciones que pasan por instituciones electorales independientes, garantías para la participación política, aspectos nodales de organización electoral y por su puesto de la observación electoral internacional.
La Secretaría de Fortalecimiento de la Democracia a través del Departamento para Cooperación y Observación Electoral cuenta con la experiencia técnica, expertos internacionales acreditados y relaciones de cooperación histórica con los organismos electorales del continente para auxiliar a Venezuela en la realización de elecciones genuinas y legitimas.
Para contar con un diagnóstico más claro de qué tareas deben emprenderse en el campo electoral, le he instruido a Gerardo de Icaza, director del Departamento para la Cooperación y Observación Electoral, que detalle cuales serían las condiciones mínimas que deben garantizarse a fin de que Venezuela pueda tener elecciones libres, limpias y transparentes.
Muchas gracias "

Creo que mejor síntesis de la situación imposible


Aunque nunca quise utilizar este medio, el espacio divulgativo que me permite mi blog para hablar de politica, no puedo negar en parcializar mis ideas hacia quien quiere devolver la libertad y dignidad a un pais que fue grande, prospero y modelo para el resto del mundo. El Sr. Juan Guido ha representado una agradable sorpresa de ciudadano y político comprometido por el cambio, el buen cambio y la libertad para todo un pueblo y país, para mi representa un gigante de esperanza, alguien que con sus palabras a sabido guiar a un pueblo, cansado, desesperado y derrotado hacia la senda de lo posible otra vez, un gobernante por el que si promete lo que ha cumplido hará que nos sintamos todos orgullosos por nuestro país y lo encumbrara nuevamente por la vía de la libertad, la democracia verdadera y el progreso. Un político y ciudadano que en estos momentos de dificultad y sosobra a sabido ser una luz, una llama poderosa que nos ilumine y cuya luz de libertad  aparte para siempre las tinieblas y la oscuridad que ensombrecen durante tanto tiempo tan bello país, nuestro país, Venezuela.
Que allá donde se encienda una luz, retrocedan pata siempre la oscuridad y las tinieblas.
Por el fin de la opresión y de la tiranía, viva la libertad, y viva una Venezuela libre.



Les hago llegar este relato donde de alguna manera me refiero a la lucha eterna del bien contra el mal, de la luz contra las tinieblas:

TUS MIL Y UNA MUERTES.
Abajo, en lo profundo del alto precipicio y sobre afiladas y duras rocas, yacía el cuerpo destrozado de Lorna, su despreciable enemigo.
Las olas al caer sobre las rocas movían el cuerpo grotescamente, -cual macabra marioneta-, golpeándolo contra ellas salvajemente, destrozándolo aún más.
-No, no creas que te escaparas otra vez de mi así de fácil, maldito-, grito a todo pulmón, mientras el fuerte viento le devolvía sus gritos ahogados en agua y sal.
-Solo tendrás el tiempo suficiente para curar tus heridas, pero no podrás ocultarte por siempre de mí, no puedes evitarlo, juro que te volveré a encontrar gusano cobarde- dijo mientras miraba hacia atrás.
Las luces de las lejanas linternas ya podían iluminar su cuerpo. Pronto los agentes de la Waffen SS llegarían al lugar donde se encontraba, y si lo atrapaban, su enemigo tendría el tiempo y la oportunidad para hacerse fuerte. No, no podía darle el chance, si lo hacía, el mundo, cualquiera que fuese, estaría perdido. Aquellos uniformados, como negros cuervos, se acercaban cada vez más.  Los ladridos de la jauría de perros eran cada vez más cercanos, si no tomaba alguna decisión rápida, sabía que en minutos aquellas asquerosas bocas llenas de dientes y babas estarían sobre su cuello, tenia de decidirse. Por las voces que daban los agentes sabía que lo habían visto. Sería solo cuestión de poco tiempo su captura.
Se paró en el borde del precipicio y miro hacia abajo. El negro y encrespado mar rugía como una gigantesca fiera herida. Las olas aun jugueteaban con el cuerpo de Lorna, dejando pedazos de él esparcidos sobre los cortantes bordes de las rocas.
Se retiró unos pasos. El vértigo, esa insoportable sensación, a la que nunca había podido dominar a lo largo de tantos años, comenzó a invadirlo de nuevo, mareándolo.
Titubeo apartándose un poco más del borde del abismo. –No, no debo temer tengo que ser fuerte- grito para darse ánimos. Los uniformados se encontraban cerca, muy cerca, ya podía distinguir sus rostros, el viento le traía algunos ecos de sus gritos y conversaciones remarcados en aquel fuerte e inexpresivo acento germano, por lo que calculaba estarían a veinte metros o menos. Tenía que tomar una decisión y pronto. Tenía que ser ahora o nunca, no podía permitir que el otro se saliera con la suya, así que se paró otra vez en el borde y miro nuevamente hacia atrás. Sería solo cuestión de segundos su captura. Cerro los ojos y abrió sus brazos en cruz, y en medio de furor atronador de la tempestad de aquel mar embravecido, grito algo que solo pudo oír el viento.
Miro hacia abajo, la sola visión de aquellas afiladas y enormes piedras lo inundo otra vez de pánico y terror; pero sabía que nada malo podría pasarle. Así había ocurrido siempre. Mirando una última vez hacia atrás, pudo contemplar el gesto desesperado de uno de aquellos hombres esforzándose por atraparlo y apuntándole con una Luger P08 presto a dispararle. Ya no podía esperar, cerró los ojos y salto al vacío. Abajo las afiladas y resbalosas piedras lo esperaban entre girones de la espuma del mar, pero no le importo. Sabía que no sentiría nada. Nunca habría dolor.

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Pero esto no siempre había sido así.
Recordó la primera vez que le sucedió aquello.
Su vida para aquel entonces era muy dura y difícil, siempre con la sensación del hambre molestándole debajo de las costillas, plena de rutinas agotadoras y grandes padecimientos, tal como lo era para cualquier habitante de una pequeña aldea durante el alto neolítico en la Europa central. Vida dura y sencilla, siempre buscando algo para poder comer y siempre en movimiento siguiendo a las grandes manadas de animales.
Ese día participaba junto a la mayoría de los hombres de su clan en una partida de caza en las grandes y frías praderas del norte. En el aire mezclado con el aroma de la tierra se podía oler el miedo y el almizcle, la angustia que destilaban aquellos grandes renos en su carrera hacia el redil en el pantano donde serían lanceados por una hambrienta multitud.
Se dejó llevar por la euforia del momento en medio de aquella multitud de gritos salvajes que lo inundaban todo. Corrió detrás de aquel enorme animal sin percatarse lo cerca que estaba el también del borde del pantanoso lago de aguas oscuras y pestilentes. Corrió detrás del animal envalentonado por la adrenalina y la sólida sensación que le producía la robusta lanza que llevaba en sus manos. El animal al contemplar el borde retrocedió, sin importarle su cercanía, arrollándolo. El al verse embestido súbitamente, inca rodilla al suelo y apoyando la lanza fuertemente contra la tierra húmeda la presenta enfilando a la bestia aferrándose a ella con todas sus fuerzas esperando la inminente colisión del asustado animal. El animal en la inercia que lleva en su alocada carrera no puede evitarlo y la lanza se clava en toda su longitud hundiéndose en la sudorosa carne de aquel noble animal.
Al sentir el dolor lacerante en sus vísceras, la bestia emprende una desaforada carrera sin importarle la dirección, atropellándolo todo a su paso y arrastrándolo en su caída a las frías y negras aguas del lago. La caída inesperada, el terror de verse mojado y desprovisto de todo rastro de aire. La desesperación de verse atrapado entre aquella masa de patas y cuernos, siendo golpeado una y otra vez en su camino hacia el oscuro y denso fondo, y sin atreverse siquiera a soltar la lanza que lo mantiene peligrosamente enredado a su presa. La terrible sensación de ahogo, de asfixia. El esfuerzo desesperado por alcanzar de alguna forma la superficie. No sabía nadar. Los pulmones a punto de estallar. De repente el irresistible deseo de una última bocanada y de pronto toda aquella agua amarga y fría llenándole la boca y los pulmones. Algunos pataleos salvajes y algunos destellos, luces sobre sus desorbitados ojos, un último temblor que recorre todo su cuerpo y de pronto la nada, la inmovilidad y la oscuridad total. La no existencia. Y de repente sin esperarlo, como si despertara de un extraño sueño, aquellos ojos que deberían estar muertos comienzan a percibir una leve y tenue claridad que se percibe en la distancia. Su cuerpo como invadido por una profunda borrachera y por una sensación de vértigo y mareo inimaginable. La claridad que poco a poco comienza a tomar cuerpo a hacerse más y más cercana. Y de repente, aquello como un salto, como un estallido hacia la luz. Hacia el mundo, algún mundo. Hacia otra vida.

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Al principio aquello parecía como despertase de un mal sueño, de una pesadilla producto una noche de excesos y de alcohol. Siempre despertándose en lugares extraños, rodeados de otras personas a las que aunque no conocía parecían tratarlo como si siempre hubiera pertenecido a ese nuevo lugar de su llegada. Siempre inclusive con el paso del tiempo ese primer instante de su nuevo despertar lo agobiaba con momentos iniciales de gran confusión y desesperación. Después con el paso del tiempo comenzó de alguna manera a acostumbrarse a todo aquel proceso.
Había tardado mucho tiempo hasta empezar a obtener algunas de las respuestas que realmente nadie había sabido aclararle. Tenía paciencia, sabía que tarde o temprano encontraría en algún lugar la verdad. Y así había sido hasta ahora. Tenía todo el tiempo que quisiera para buscar.
Con el correr de los años y de sus inexplicables renacimientos o despertares, supo que de alguna forma era único. Aquel trágico accidente desde aquel remoto pasado, hacía ya muchos siglos atrás. Aquel descabellado hecho completamente alejado de toda razón lo hizo comprender de alguna manera que gozaba de alguna especie de desconocido don, que había sido favorecido con un inesperado y asombroso regalo, totalmente milagroso y aterrador a la vez. Por alguna razón que no llegaba completamente a entender y que quizás nunca pudiera hacerlo, había descubierto que la muerte no representaba temor ni pesar para él. El, aquel humilde cazador de los albores de la humanidad, tenía la habilidad para hablar en cualquier idioma, y poseía la capacidad de poder aprender casi cualquier cosa de una manera extraordinariamente rápido y sin esfuerzo, pero sobre todo aquellos dones o habilidades, destacaba uno que lo hacía completamente especial, único y diferente a todos los demás, de alguna extraña manera podía decirse que él era inmortal.  Pero aquella inmortalidad era a su vez extraña y compleja. Sabía cómo pudo comprobar a través de sus sucesivas muertes, o vidas soñadas como al principio había comenzado a llamarlas, que si bien podía morir físicamente en un momento y tiempo preciso, esta muerte y su sensación de temor y confusión momentánea, como la sensación de haber sufrido un vivido y extraño sueño, y despertarse sin saber exactamente donde estaba. Cuando despertaba, si realmente eso era lo que hacía, se encontraba siempre en algún nuevo y desconocido lugar, otra dimensión, otro tiempo, como más tarde supo comprobar y aceptar que aquello aunque lo pareciera no era sueño sino que realmente había sufrido una muerte y había vuelto a renacer en cualquier otro sitio y tiempo aparentemente al azar.
Su cuerpo en cada renacer no mostraba signos de daños, enfermedades ni de cualquier tipo de heridas. Parecía tener siempre una extraordinaria vitalidad física y aparentemente siempre tenía la misma edad de cuando murió aquella primera vez ahogado en aquel extinto pantano Europeo, aproximadamente entre 28 a 30 años. De manera extraordinaria podía recordar todo lo sucedido en sus anteriores existencias, y con cada una de ellas iba acumulando toda una multitud de útiles conocimientos lo que lo colocaba siempre en ventaja por sobre todos los demás permitiéndole desarrollar fortuna y poder cada vez que lo consideraba necesario.
Comprendió, aunque no podía explicarlo, que la muerte para él representaba algo así como una especie de boleto de viaje hacia cualquier lugar, y como pudo averiguar más tarde, donde no tenía la mayor importancia ni el tiempo ni el lugar de su llegada, aparentemente el azar o la casualidad era el supremo gobernante de la elección de cada nuevo destino.

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Aquel primer renacer fue algo totalmente inesperado y nuevo. Cuando despertó se encontraba tendido sobre un verde y solitario prado. Los tibios rayos del sol en lo que parecía ser un hermoso mediodía le produjeron una agradable sensación, completamente diferente de su último recuerdo, en el que se hundía en aquellas aguas oscuras y frías. Al incorporarse se dio cuenta que estaba vestido con ropas diferentes a las que llevaba en el momento del accidente. Se estiro lo más que pudo, sentía todos los músculos adormecidos, y levantándose dirigió sus pasos hacia unas columnas de humo que se divisaban más allá de unas cercanas colinas. El aire era suave y tibio, y delicados aromas florales y nuevos para él, le indicaron que se encontraba de alguna manera desconocida en un lugar nuevo. Por un momento creyó había llegado a ese lugar del que hablaban los chamanes a donde van a vivir los muertos. Reponiéndose al desconcierto inicial, descubrió un perfectamente trazado  y bien conservado camino de piedra, decidió caminar siguiendo la ruta que aparentemente conducía hacia más allá de la colinas hasta que al cabo de un rato llego a una aldea mucho más grande y populosa que aquella donde el había vivido junto a su clan. La sola visión de aquello lo maravillo. Grandes casas de piedra grises y amarillas y una roja argamasa se agrupaban de manera ordenada por todas partes. Enormes columnas bellamente decoradas que soportaban amplios techos de bellas maderas oscuras. Aquellas casa eran muy diferentes a las sencillas casas de adobe y cañas donde el había vivido. A ambos lados de las calles se las casas se ordenaban en hileras de acuerdo a sus dimensiones, observando que además de las casas de una o dos plantas había algunas que compartían espacios con algunas grandes edificaciones de muchos pisos de altura. La gente con la que se iba encontrando mientras miraba curioso y asombrado todo aquello, lo saludaba con gran emoción y lo llamaba siempre repitiendo la misma palabra Yharel, y que más tarde descubrió era su nombre en aquel lugar. Esto solo le causo más curiosidad, ya que anteriormente nunca nadie le había dado un nombre en su clan, nadie se había referido a él con una palabra personal, siempre había sido con un genérico o con un apodo como en su caso “hombre de lluvia” cuando se referían a él aunque verdaderamente nunca había entendido el porqué de aquel apodo.
Con el paso del tiempo descubrió que allí en ese lugar, era alguna especie de líder, de héroe para los habitantes de aquella enorme aldea. Descubrió incluso que ya tenía una familia, mujer y dos hijos, y aunque todo eso le resultaba bastante extraño, tanto aquella nueva familia como todos los habitantes del pueblo lo trataban de una forma como si lo llevaran conociendo durante toda una vida, como si él siempre hubiera vivido allí.
Así fue pasando el tiempo y con el transcurso de los años se dio cuenta que su cuerpo no sufría cambios como le ocurrían a todos los demás que vivían allí. Uno a uno sus amigos, sus seres queridos, fueron haciéndose viejos y muriendo. Fue al sucederse la muerte de su esposa que comenzaron los rumores entre la gente y la sospecha de que algo raro y diferente le ocurría a él. Los rumores fueron haciéndose cada vez más grandes y molestos, hasta que un buen día el pueblo temeroso se había puesto en contra de él. Un gran grupo de personas venidas de todos los alrededores de la aldea lo saco de su casa a golpes y empujones, capturándolo y fue llevado entre gritos e insultos hasta la plaza pública la que para ese entonces se hallaba repleta de grandes bloques de piedras y gruesas vigas de madera apoyadas por todas partes debido a las obras preliminares para construcción de un gran templo, de una de las más grandes catedrales dedicadas a la fe cristiana. Allí lo amarraron a uno de aquellos grandes postes que servía como base para uno de los enormes cabestrantes, donde un tribunal popular en medio de un confuso proceso fue acusado de brujería y condenado por ello. De nada valieron sus quejas y alegatos, nadie lo quiso oír, le tenían miedo por ser diferente. Allí en medio de esa gran multitud la plebe empezó a agrupar sobre la base del madero donde estaba amarrado grandes cantidades de ramas y trozos de madera, y así sin mayor dilación y haciendo oídos sordos a sus suplicas, fue quemado vivo y sin compasión delante de la vista de la inmensa cantidad de personas que se había congregado allí.
Descubrió que el calor y el horror del fuego  no significaban nada para él, aunque veía como las llamas consumían sus ropas e iban devorando y retorciendo su cuerpo, convirtiéndolo en un negro muñeco chamuscado mero recuerdo de lo que había sido minutos antes un hombre, el no sentía dolor alguno, solo aquella extraña sensación de vértigo o mareo, y la sensación de una profunda pena y dolor en su alma por todas aquellas personas temerosas  y a las que ha muchas de ellas en algún momento había llegado a querer.
Así, en medio de una fuerte y sofocante columna de humo negro y olor desagradable, fue cayendo en un profundo sopor, como si al final aquello fuera realmente un sueño y volviera a quedarse dormido después de haberse sobresaltado por alguna aterradora pesadilla, al cabo de unos pocos segundos había caído en un profundo y placentero sueño. Y definitivamente, durante aquel proceso horrible de inhumano sufrimiento, no había ninguna clase de dolor solo aquella pequeña molestia o vértigo. Cerro los ojos segundos antes que las llamas abrasaran la carne de su cara y sus cabellos, y de pronto una completa y sorda oscuridad lo invadió todo.
El fuego comenzaba a invadir lo alrededores de la plaza y justo pudo ser apagado después de haberse expandido consumiendo varias manzanas de aquellas edificaciones de piedras y maderas, al final con el apoyo de algunos nobles que invirtieron sus mejores recursos en ello, consiguió ser apagado no sin antes haber causado una verdadera catástrofe en aquella enorme aldea, acabando con una enorme extensión de la misma así como las obras de aquella futura catedral, los restos de aquella desolación junto con la enorme y caliente nube de grises cenizas, llegaron hasta las orillas del rio Sena e inclusive hasta las mismas puertas de París.

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Se tuvo que incorporar rápidamente. El vehículo pasó a solo centímetros de donde había aparecido tumbado sobre esa pulida superficie. La velocidad a la que se desplazaba aquella maquina era realmente fabulosa. ¿A cuánto iría aquello?, no lo sabía, nunca había visto nada igual. Era como una caja pulida negra y ahusada que corría como flotando a algunos centímetros de altura sobre aquel liso sendero en el suelo y que corría sin emitir ninguna clase de sonido a la misma velocidad del rayo. Observo que los había de diferentes colores, aunque en su gran mayoría predominaban los de color negro. Después de observarlos por un buen rato se dio cuenta que al parecer todos se dirigían en su fugaz carrera hacia algún punto situado más allá del horizonte, donde podía percibir un lejano resplandor azulado.
Se dio cuenta de que había aparecido en alguna especie de camino o calzada para esos vehículos, un camino extraordinariamente largo y grande por donde podían transitar a la vez varias de esas rápidas maquinas. Corrió hacia el extremo del camino que considero se encontraba más cerca, estaría quizás a unos 12 metros o algo así del borde. Estaba oscuro, era de noche, aunque en el cielo no podía ver señal de estrella alguna brillaba una gran luna de un pálido color dorado. Necesitaba llegar a la orilla de aquel camino y atravesar esa pequeña pared que parecía separar el sendero del resto terreno circundante, sería la única manera de ponerse a salvo del paso de esos vehículos. Extrañamente la luna, llena completamente, no aportaba mucha claridad a la noche por lo que no podía ver lo que había más allá de ese pequeño muro, pero intuía podría estar a salvo.
Se puso rápidamente de pie y aprovechando un instante en que los vehículos en su fugaz carrera parecían haber dejado de aparecer, emprendió una rápida carrera hacia el borde. De pronto y sin ninguna advertencia previa, fue iluminado por una potente luz azulada, y se dio cuenta que la luz que salía de uno de esos vehículos se dirigía directamente hacia donde se encontraba. Mientras seguía corriendo se percató que el vehículo de pronto había detenido su marcha, y le pareció distinguir medio deslumbrado por la potente luz que aparentemente habían dos figuras oscuras que salieron de él y lo contemplaban desde la distancia, como buen cazador imagino que estarían observando su comportamiento y sopesando sus acciones. De improviso, entraron dentro de aquel largo objeto negro y en medio de un sonido atronador este emprendió la carrera acelerando a una inimaginable velocidad. Estaba asustado, aquello se dirigía velozmente hacia donde él se encontraba, no cabía duda, le exigió más a sus piernas y a sus pulmones a que hicieran un mayor esfuerzo, esa cosa venía a por él. Estaba claro, no sabía porque pero aquel vehículo iba a arrollarlo, quizás en ese lugar esas cosas eran los cazadores y el su presa. Desesperado le imprimió más velocidad a sus pasos. Estaba empapado en sudor, jadeaba por el esfuerzo y estaba asustado, muy asustado.
Miro hacia atrás y vio que estaban muy cerca ya pero cuando volvió a mirar hacia adelante comprobó esperanzado que el muro parecía estar aún más cerca, si tan solo pudiera llegar, tan solo un par de metros y….
Fue inútil. Cuando faltaban escasos metros para llegar a la seguridad de aquella pequeña pared, tan solo unos cuantos pasos más, aquel objeto al que precedía ese cegadora luz azulada lo alcanzo violentamente.
El impacto fue tan tremendo, debido a la alta velocidad que llevaba el vehículo, que su cuerpo fue desmembrado y murió casi instantáneamente siendo arrojado a decenas de metros por sobre aquella pequeña pared, cayendo sobre unas extrañas hierbas de color café que aparentemente parecían cubrirlo todo más allá del camino.

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Yharel de pronto se sintió mojado y que le faltaba el aire, miro hacia todas direcciones y se dio cuenta que estaba dentro del agua, agua salada por su sabor, y luchaba por llegar hasta la iluminada superficie.
Justo cuando estaba a punto de ahogarse pudo llegar a la superficie y abrió la boca repetidas veces para respirar y llenar sus pulmones de aire. Pero había algo mal allí, el aire olía diferente, un repulsivo aroma a azufre y huevos podridos lo inundaba todo,  irritando sus fosas nasales y su garganta en cada respiración, y por más que tomaba grandes cantidades de este viciado aire, el mismo llegaba completamente a satisfacer las necesidades de su cuerpo.
Vio que estaba cerca de la orilla y nado hacia allá. El cielo era de un azul muy pálido y estaba cubierto por algunas enormes nubes de extraños colores entre los que destacaban el ocre, el marrón y los tonos rojizos. Un sol amarillo, luminoso y cálido destacaba por sobre el horizonte, creando un extraordinario juego de luces y sombras de extrañas tonalidades a sus paso por las nubes. Hacia bastante calor fuera del agua. El agua estaba muy caliente, y a medida que se acercaba a la orilla pudo comprobar que estaba también bastante turbia. Con esfuerzo llego hasta donde pudo hacer pie sobre un fondo arenoso y cubierto por lo que parecía un manto de algas de color verde oscuro que parecían sobrepasar la orillas y recorrer algunos metros internándose tierra adentro. Arrastrándose y jadeando pudo salir del agua y tenderse boca arriba sobre aquella mullida orilla vegetal. Estaba jadeando, se sentía mareado y tenía muy irritadas las vías respiratorias y comenzaban a escocerle también los ojos. Al cabo de unos instantes hizo un esfuerzo y se levantó y miro a todo alrededor tratando de averiguar donde se encontraba. Tuvo suerte, ya que había aparecido sobre un mar somero y calmo y a corta distancia de la orilla, las pocas olas que llegaban a la orilla mecían suavemente aquellas frondas de algas lustrosas y duras. Camino hacia tierra y pudo ver que algunos kilómetros más allá se alzaba una enorme montaña de la que salía de manera continua una enorme y espesa columna de humo oscuro y ceniza que parecían elevarse hasta donde se encontraban las mismas nubes.
Aparte de las resbalosas algas, piedras y algunos guijarros arrojados por el mar, no pudo encontrar señales de vida por los alrededores. Decidió adentrarse tierra adentro hasta donde acababa la superficie ocupada por las algas y mirar que había más allá. Noto que la tierra temblaba y en algunas zonas aparecían grietas cada vez que aquella montaña que vomitaba humo, retumbaba y se sacudía en medio de fuertes truenos escupiendo fuego y piedras a una distancia considerable.
Le pareció ver una sucesión de lagos y oquedades de las que se desprendían vapores de nubes blancas y de vez en cuando parecían surgir algunas columnas de agua que alcanzaban algunos metros de altura, así que se dirigió hacia allí, observando que el manto de alga le había cedido el lugar a alguna especie de musgo de tonos ocres y amarillos que parecía crecer por todas partes. También descubrió sobre la tierra y arena que no estaba cubierta de aquella escasa vegetación, surcos y líneas con marcas, como si hubieran sido hechas por el paso de algún tipo de animal. Cerca de la orilla de uno de esos burbujeantes lagos pudo ver un extraño y pequeño animal acorazado que se arrastraba sobre el manto de piedras para esconderse debajo la protección que le ofrecían algunas salientes rocosas cubiertas de aquel musgo. Estaba fatigado y casi no podía respirar, pero pudo más la curiosidad e hizo el esfuerzo en dirigirse hasta donde había visto a aquel animal. A medida que llegaba , el crepita de un sonido de cosas arrastrándose cerca de él le hizo voltearse y descubrió un tropel de aquella criaturas avanzando a unos metros más allá de él, cientos de aquellas pequeñas criaturas acorazadas y de múltiples patas en cada extremos de su rechoncho cuerpo de delicadas y hermosas tonalidades turquesas, violetas y rojas.
Los contemplo mientras avanzaban lentamente hasta desaparecer cerca de algunas húmedas grietas en el terreno. De pronto sin aviso la tierra sufrió otra fuerte sacudida cayendo al piso, el terreno delante de él se abrió en una profunda grieta de varios metros de profundidad.  La montaña había entrado en violenta actividad sacudiendo el conjunto del paisaje a todo alrededor, inundándolo todo de oscuras cenizas, humeantes guijarros calientes y un olor toxico y nauseabundo que le hacía muy difícil el poder respirar. Estaba terriblemente exhausto y cansado por lo que decidió sentarse a ver si podía conseguir respirar mejor y coger algunas fuerzas para seguir la marcha. Sentado mientras se esforzaba por respirar se dio cuenta que más allá de donde esta aquella montaña de fuego, se podían observar a la distancia una enorme cantidad de penachos de aquel humo oscuro y lenguas de fuego que salían de una gran multitud de cerros dispuestos al azar y que parecía extenderse hasta el horizonte mismo.
No sabía qué hacer, se sentía muy cansado, sin fuerzas para poder pararse y menos aún para seguir avanzado. Esforzó la mirada oteando otra vez todos los alrededores y le pareció ver a lo lejos sobre la orilla de uno de aquellos humeantes lagos una especie de figura borrosa, distorsionada por los vapores y por efecto del calor de las aguas, que destacaba en altura sobre las piedras situadas al borde de la burbujeante superficie. Fue una visión muy fugaz, duro tan solo unos segundos, en los que había creído ver a aquella especie de sombra borrosa, de irrefutable apariencia humana, pararse sobre el borde y saltar de improviso sobre aquellas turbias y calientes aguas. ¿Otro hombre allí en ese desolador paisaje? Aquella visión duro escasos segundos, y eso, lo que hubiera sido, desapareció entre las nubes de vapor y delgadas columnas de hirvientes aguas. Quizás no había sido nada en realidad y había sufrido una simple alucinación, no lo sabía, pero pensando que quizás pudiera encontrar alguna ayuda más allá, decidió hacer un último esfuerzo y tratar de llegar hasta donde había visto aquello, pero la verdad ya casi no podía ni respirar y todo el cuerpo le ardía horriblemente.
Apenas consiguió dar algunos pasos cuando la montaña volvía a retumbar aterradoramente, tuvo que arrodillarse para no caer, con un terrible estallido aquella boca del infierno arrojo toneladas de guijarros y grandes piedras por todas partes. Apenas vio aquello trato de ponerse a salvo, trataría de llegar hasta unas grandes piedras que se encontraban a unos metros de él. Sintió un fuerte impacto en la frente que le hizo caer, adolorido volvió a pararse y se tocó la frente ahora cubierta de sangre, una de aquellas rocas al rojo vivo, una pequeña, le había dado de lleno en la cabeza. Aturdido trato de seguir la marcha como pudo arrastrándose sobre el manto de líquenes. Miro hacia abajo y vio como una oscura y amenazadora sombra aumentaba de tamaño sobre él, miro hacia arriba y descubrió aterrado como un enorme y humeante bloque de piedra ardiendo le caía encima aplastándole en ese preciso instante.
Yharel aprendió que también, a veces, al renacer podían existir también algunos peligros desconocidos a los cuales no podía hacerles frente.

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Así fue transcurriendo su existencia, vivida a través de sucesivas vidas, todas ellas misteriosas hebras de aquella gran madeja de la que estaba hecha su rara inmortalidad. Grandes periodos de paz y descubrimientos, seguidos por otros peligrosos llenos de actos de violencia y guerra. Comprendió que debía de alguna forma poner al servicio de otros –los mortales- toda aquella serie de conocimientos atesorados a través de ese interminable ciclo de vida y de muerte. Siempre hallaba la forma de encausar el bien, en pos del beneficio de las sociedades que siempre le daban cobijo y a las que por ¿azar? le tocaba compartir sus destinos.
Pasado el tiempo y una vez superados los traumas y asombros iniciales, y sopesados todos los posibles riesgos implícitos en cada nuevo renacer, con la confianza y la costumbre que iba otorgando la experiencia de aquellas nuevas vidas, empezó a encontrarle el gusto a aquello.
Empezó a creer que era único en el mundo, que el mismo constituía una casualidad, un fenómeno de la naturaleza. Hasta ahora no había conseguido tener noticias de la existencia de alguien como él, y todos los posibles casos en los que tenía las sospechas de haber encontrado a alguien que pudiera compartir sus dones, habían resultado negativos, todos falsas alarmas. A través del tiempo, y de las variadas dimensiones que había visitado, en ninguno de los fantásticos lugares donde había estado nunca pudo encontrar a nadie como él.
Elaboro variadas teorías que se paseaban entre lo místico, lo filosófico y lo científico, sin encontrar entre todas ellas nada que le proporcionara siquiera una pequeña satisfacción y arrojara un rayo de luz y entendimiento sobre su misteriosa existencia. Aunque a veces pensaba que tal vez no la había, que quizás no encontraría nunca alguna explicación. El paso de innumerables siglos había curtido su alma inmortal otorgándole el don de poseer una infinita paciencia y esperanza, la que manifestaba en todos sus actos y procederes, ya que había comprendido que pare todo era solo cuestión de tiempo y al final todo podría ser alcanzado, todo podría ser realizado, además a través de estos sucesivos ciclo de vida y muerte había conocido a un gran número de fascinantes personajes, de los que aprendió y compartió ideas, sabiduría, esperanzas y mil maneras diferentes de afrontar las distintas y complejas situaciones que la vida misma interponía en su camino, y comprendió con todo aquel bagaje de conocimientos, que todas las cosas, todos los hechos y situaciones, acciones y reacciones, formaban parte de algo mayor e importante, todo eso lo constituye la verdadera esencia de lo que es la razón, el inicio del que se origina todo, el medio por el que todo transcurre y el final en el que todo concluye.
Quizás el tuviera un importante papel en todo aquello, en el misterioso devenir de todas las cosas, en el desconocido plan insondable universo. Debido a esta razón consagro su inmortal existencia a la consecución de la secreta armonía del cosmos allí donde el estuviera. Sospecho que de alguna manera el representara el bien hecho cuerpo, sustancia y consciencia adoptando la forma de un ser humano. Pero también y al final supo discernir que así como que no hay luz sin sombra, ni frió sin calor, quizás faltaba en todo aquel plan algo oscuro, un némesis aterrador y despiadado que fuera la antítesis de todo aquello que él representaba. Pronto descubriría que en ese misterioso plan del universo, no estaba solo. Y así como el creía representar a la luz y al bien, comprendió que también existiría lo contrario a su existencia misma, la oscuridad, el terror, el mal. Y como él, este también tendría cuerpo y sustancia y algo que malamente podría ser llamado consciencia. La respuesta era más sencilla de lo que esperaba, así lo había visto por todas partes, no podía existir el bien sin el mal, la piedad sin inmisericordia, la más deslumbrante luz sin la más terrible y negra oscuridad. Y allí en esa extraña oscuridad que antecedía a la luz en cada uno de sus renaceres, descubrió un día a la maldad hecha carne, hecha hombre. Así un día sin esperarlo se encontró cara a cara con la muerte misma, ese día conoció a Lorna, su más despreciable enemigo.

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Despertó en medio de una gran confusión.
Afuera se oían gritos, golpes, pasos en veloz carrera, como si todo el mundo tuviera prisa y se atropellara mutuamente. Al parecer se encontraba dentro de alguna gran habitación o más bien alguna especie de bodega de carga. Debía de encontrarse esta vez en alguna clase de vehículo de enormes dimensiones al considerar el tamaño de aquella estancia. Alguna clase de barco o algo similar- pensó, juzgando por las metálicas paredes de aquel recinto y unas grandes claraboyas de grueso cristal desde la que podía distinguir algo redondo, muy parecido a una enorme y plateada luna, aunque muchísimo más grande que esta y rodeada de una completa y vasta oscuridad. De pronto se abrió una puerta en la que no había reparado antes y una brusca claridad iluminó su ser dándose cuenta que estaba vestido con alguna especie de traje de combate o armadura muy fuerte o armadura muy liviana. Una figura, mera sombra por el caprichoso efecto que la las luces de aquel lugar ejercían sobre ella, entro y tomándolo de un brazo lo incorporo y mientras le hablaba a gritos lo saco de aquel lugar.
-Caramba me tenías preocupado, hace más de 15 minutos que te envié a la armería por el conmutador de plasma y no regresabas. Pensábamos que te habías acobardado de pronto, ya sabes en estos momentos puede pasar de todo, y como tu veras me enviaron a buscarte- dijo el hombre mientras caminaban entre aquella multitud que iba de un lado a otro, al parecer sin destino fijo a lo largo de aquellos largos e iluminados pasillos metálicos.
-Supongo que me resbale y me golpee quedando algo aturdido, por eso no pude acudir antes – le dijo Yharel, y realmente le estaba diciendo la verdad ya que aún estaba mareado por el efecto de un nuevo renacer, a la par que trataba de soltarse de aquella mano que lo tenía cogido fuertemente del antebrazo.
-Disculpa no quise hacerte daño – dijo el otro mientras lo soltaba, estamos todos un poco nerviosos, ya ves, pero puedo ver que lo encontraste- exclamo mientras señalaba el extraño aparato que Yharel portaba, - menos mal, ahora podremos reparar el cañón de fusión y demostrarle a esa estúpida gente de Regula 5 quien es el emperador Lorna y por qué le dicen el destructor de mundos.- dijo aquel hombre mientras remataba sus palabras con el estruendoso remedo de una risa.
Aquellas palabras inundaron de un raro escalofrió al corazón de Yharel, había algo que no podía explicar en aquel ambiente, una extraña sensación u olor que flotaba en el aire que incrementaba poco a poco su estado de ansiedad. Cuando llegaron al final del pasillo una gran sala los esperaba. Al frente de la misma unos enormes ventanales permitían contemplar aquella especie de gran luna, y la que al mirar con más detalle vio que realmente no era una luna, sino otra clase de objeto celeste, pudo distinguir el contorno de plateadas nubes y lo que parecían ser continentes donde se destacaban el reflejo de millones de pequeñas luces titilantes y más allá de los contornos de aquellas tierras y rodeándolas a todas, se podía apreciar una inmensa  masa de un pálido azul turquesa, por lo que supuso que serían los mares y océanos de aquel mundo desconocido para él. Sobre una enorme pantalla destacaba la figura de aquella esfera planetaria centrada por unas luminosas líneas concéntricas que se iban desplazando lentamente hasta quedar alineadas con el centro de la figura, trago saliva por un momento pensó que aquello no podía significar nada bueno.
Rodeado por un enorme grupo de personas, todas vestidas de forma muy similar a él, ocupadas aparentemente manipulando algunos extraños objetos a lo largo de los numerosos equipos y monitores que ocupaban parte de aquella gran sala. Aquello al parecer era el cuarto de control de aquella nave, una nave que imagino por las cosas que había visto, debía encontrarse suspendida de alguna forma sobre la negra y silenciosa inmensidad del espacio. Aquello no era un gran barco como pensó originalmente, sino algo más superior, algo que nunca había visto antes, algún tipo de enorme maquina voladora, una nave de guerra, enorme y amenazadora, algo muy superior a lo que había visto en alguno de sus múltiples despertares y de una potencia destructora inimaginable situada en órbita de aquel misterioso planeta.
-Rápido cambia la pieza, no se puede demorar más el disparo – le dijo uno de aquellos hombres mientras le indicaba con la mano una especie de aparato que remataba una extravagante y enorme sucesión de tubos dorados, que desde el centro de aquella sala se extendía hacia el exterior, inclusive por lo que podía ver, más allá de los ventanales mismos apuntando directamente hacia el solitario planeta, -eh pero recuerda ajustarlo en la frecuencia correcta, no queremos volar nosotros también cuando se produzca el disparo, recuerda: G352.178, G352.178 - le repitió el hombre hasta cerciorarse que me había quedado con las cifras.
-No te preocupes lo he hecho ya muchas veces sin problemas- le dijo inconscientemente para darle ánimos y que lo dejara en paz.
Se dirigió al sitio, abrió un compartimiento y como si toda la vida hubiera hecho aquello, tomo una pieza que era similar a la que portaba en la mano y la sustituyo con la que traía. Al hacer esto dudo y sintió ser recorrido en todo su cuerpo por una extraña sensación, como si pudiera sentir el lamento de preocupación y el llanto de dolor de millones de personas. Tecleo el código de la frecuencia sobre un pequeño teclado, miro a su alrededor a ver si había sido visto mientras hacía aquello, por unos segundos se quedó fijamente pensativo y tuvo una idea, volvió a teclear un código, repitió la acción hasta asegurarse de que lo había hecho bien. Cerro el compartimiento e incorporándose miro nerviosamente alrededor suyo, se secó gruesas gotas de sudor que resbalaban de su frente, y nerviosos se dirigió atrás integrándose a un grupo de personas que se encontraba al fondo de aquella sala.
Sin que se diera cuenta, una de aquellas personas la que destacaba por sobre los demás, por su colorido uniforme y amenazadora figura, tenia que el líder de aquellos hombres, se bajó de aquella especie de trono situado a mediana altura al fondo de la sala y desde donde podía contemplarlo todo con su penetrante mirada. Así sin hacer ruido, fue caminando silenciosamente entre aquella multitud que se apartaba de él cediéndole el paso y reclinando la cabeza en servil muestra de servidumbre y temor. Aquel hombre tenía una dureza de gestos sin igual y sus pequeños ojos negros y almendrados eran capaces de mirar de una manera tan intensa, tan incómoda, que le helaba la sangre a aquel a quien iba dirigida esta, se podía decir que era la maldad misma hecha carne humana. Se acercó a él, sin decirle nada, oteando el aire a su alrededor como si tratara de descubrir algún aroma oculto en el aire. De pronto se paró al lado de donde estaba Yharel, y mirándolo con aquellos oscuros ojos le esbozo una siniestra sonrisa.
-Al fin llegaste- dijo, mientras y sin quitarle la mirada de encima, le hizo señas a varios de los que estaban cerca para que agarraran a Yharel y lo llevaran a su presencia. El volvió hasta la enorme silla había estado y volvió a sentarse. Los hombres lo pusieron delante de él y lo obligaron a ponerse de rodillas en su presencia. – Sabia que eras real y que algún día te conocería, solo era cuestión de tiempo, y de eso tú también creo que sabes un poco- le dijo mientras mirándolo le dirigió la leve mueca de una rara sonrisa y murmurando solo para sí. – Muy bien casi hermano, al final resulta que los hombres sabios tenían razón después de todo y eras real, pero sabes- le dijo, - llevo siglos preparándome para este encuentro, he estado esperándote pacientemente hasta que el destino juntaras los hilos de nuestras vidas en el mismo lugar, en el mismo momento y no podías haber llegado en mejor hora, ahora sabrás quien es Lorna – dijo y volteando súbitamente le grito a uno de los hombres que estaban inclinado sobre algunos controles delante de una de aquellos enormes monitores, aparentemente el control de aquella gigantesca arma y le ordeno: -Si tienes el blanco centrado dispara-,  -¿Lo tienes?- volvió a preguntarle, a lo que el hombre nerviosamente contesto – si emperador, lo tenemos-, entonces dispara y démosle a la gente de Regula 5 la misericordia que se merecen, que los demás mundos contemplen lo que sucede cuando se desobedecen mis mandatos, para que nadie se olvide que yo soy Lorna, el destructor.- dijo seria y marcialmente mientras hacia una seña con su mano.
El artillero nervioso oprimió un botón y bajo una pequeña palanca. Acto seguido una sorda vibración, un rumor que crecía segundo a segundo fue llenando toda la instancia. La gente miraba ansiosa y en silencio, como un enorme rayo amarillo salía a increíble velocidad atravesando el espacio e impactando de lleno sobre la esfera de aquel mundo. Lorna me tomo del cuello y me hizo mirar a la fuerza la abominable escena, el rayo a su paso a través de la atmósfera del planeta iba evaporando nubes y todo lo que se interponía en su camino, creando un resplandor de luz amarilla cada vez más vivo y cegador.
De pronto el armero comenzó a mirar extrañado los números que iban apareciendo en la pantalla, la vibración que parecía venir de todas partes empezó a volverse molesta y sala empezó a verse sacudida por una oleada de incesantes y terribles temblores. Por todos lados las gruesas paredes metálicas parecían doblarse y arrugarse comenzando a aparecer pequeñas grietas en algunas de ellas. El hombre ahora sí que estaba realmente nervioso, volteo hasta donde estaba Lorna y grito asustado que algo había pasado, el cañón se había descompuesto, la frecuencia había pasado el umbral de seguridad y ahora estaba en total descontrol. Un cegador destello de luz amarilla empezó también a salir de la boca de la enorme arma, creciendo y volatilizándolo todo a su paso. Afuera en el espacio el planeta era ahora una gigantesca bola de fuego y de una cegadora luz amarilla. Adentro en la nave todo era un caos, la gente corría sin saber a dónde ir y se atropellaban mutuamente. Lorna agarro del cuello a Yharel y empezó a estrangularlo. – Maldito, esto debe ser culpa tuya- le gritaba mientras ambos caían al suelo producto de los temblores que comenzaban a resquebrajar la integridad de la nave.
Ahora los dos rodando por el suelo y sin soltarse mutuamente se enfrascaron en una violenta pelea golpeándose ambos con todas sus fuerzas. De pronto Lorna levanto la mano para descargar toda la potencia de su puño sobre la ensangrentada cara de Yharel pero una mirada a la gigantesca bola amarilla que se lo estaba comiendo todo a su paso, aquello le hizo desistir, ya no había  más tiempo,  y agarrándolo por el cuello le grito justo antes de que aquella cegadora luz los volviera vapor y cenizas, -Te lo juro, volveré a encontrarte y entonces…..- fue lo único que llego a decir.
No pudo terminar la frase, la nave al igual que había ocurrido segundos antes con el planeta explotó en una silenciosa explosión de luz barriendo con su estallido una amplia zona del negro espacio.

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No le dio tiempo de recuperarse del todo, rápidamente tuvo que rodar por el suelo para evitar ser arrollado por un furioso tropel de achaparrados y fornidos caballos conducidos por amenazadores guerreros de largas cabelleras negras blandiendo curvadas y anchas espadas  y gruesos abrigos de lana. Pasaron raudos y veloces levantando trozos de suelo y hierba a su paso.
Había aparecido en medio de una batalla, sin saber que hacer corrió hasta donde había un grupo de cadáveres y tomo una de aquellas pesadas y curvas espadas.- Miro en todas direcciones, no sabía hacia dónde dirigirse pero tenía que buscar algún sitio donde pudiera encontrarse a salvo. Distinguí una pequeña colina y corrió hacia ella con el fin de esconderse entre los matorrales que poblaban su base.  No pudo llegar a ella, fue visto por un grupo de arqueros que interrumpieron su carrera. Cayó al suelo herido con sendas flechas atravesándole ambas piernas. Lo agarraron y se lo llevaron a rastras hasta el campamento donde los generales y el líder de aquel ejército contemplaban emocionados el transcurso de la batalla. Sentado en un amplia silla sobre una tarima que lo elevaba del resto de la multitud de personas que lo rodeaban, un hombre pequeño y robusto de fuertes facciones observaba concentrado el devenir de tropas y jinetes, su más allegados, sus generales de confianza permanecían sentados sobre toscos taburetes mirando como las tropas  habían ocupado toda la planicie ocasionando un impresionante número de bajas en el ejército rival que aparentemente se blandía en retirada hacia los altos muros protectores que rodeaban aquella ciudad, enorme y coronada de hermosos techos de tejas rojas y labradas vigas de madera de tonos verdosos, y en donde destacaban una profusión de dragones dorados de feroces caras y leonidas melenas. Verdadera cuna de la civilización y el esplendor de una era. La ciudad prohibida
Lo llevaron hasta la presencia de aquel hombre al que llamaban respetuosamente Kan, Gran Kan, el cual le dedico una desdeñosa mirada y mirando a uno de sus lugarteniente y le hizo señas para que al parecer se encargara el de mí.
El individuo se bajó de mala gana del taburete donde estaba sentado y después de escrutarme maliciosamente un buen rato con aquellos ojos negros y que semejaban pequeñas almendras, esbozó una sonrisa, y acercándose a mí me dijo: -ya sé quién eres, me acuerdo de ti, eres Yharel-, acto seguido ordeno a los hombres que me sujetaban que me llevaran hasta dentro de una enorme carpa situada en el punto más alto de la colina, y la que estaba resguardada por numerosos hombres armados.
Esta vez no te podrás escapar de mi- me dijo riéndose en una sádica carcajada.
Aquella carpa resulto ser, la vivienda de aquel líder, el Gran Kan. Una gran yurta de gruesas paredes y techo de mullidas lanas y el piso estaba completamente cubierto de finas alfombras, todo el interior de aquellos aposentos estaba repleto de tesoros, armas y delicados muebles.
Aquel hombre era Lorna, su jurado enemigo y al que le había roto innumerables veces sus inhumanos y despiadados planes de conquista a lo largo de muchas veces.
Lorna ordeno lo tiraran al suelo y comenzó a propinarle sendas patadas donde tenía clavadas las flechas. Poseído por una ira y rabia absoluta, ordeno a algunos de los guerreros que allí estaban, que hicieran aun lado las alfombras y el trono del Kan y comenzaran a hacer un hueco en el frió suelo. Pidió una cuerda y se encargó personalmente de amarrarlo fuertemente, inmovilizándolo totalmente. –Te puedo asegurar que esta vez no te vas a escapar, esta vez no podrás acabar con mis planes- le dijo mientras tomando algunas flechas empezó a clavarlas con sus propias manos sobre el cuerpo inmóvil de Yharel. Este hacia vanos esfuerzos por desatarse gritando. A lo que su enemigo respondía con más golpes y una desquiciada y macabra risa.
Lorna ordeno a uno de los suyos le diera un cuchillo, y violentamente le abrió a la fuerza la boca a Yharel y sin dudarlo le corto la lengua. 
Los hombres curtidos en mil batallas contemplaron la escena incapaces de decir nada y presos del temor de que el ánimo de su jefe pudiera volverse contra alguno de ellos. Uno de ellos se acercó hasta él y le dijo casi con un murmullo que el hueco estaba listo.
Ordeno se llevaran a Yharel y lo metieran en el agujero. Tomo algunos trapos y se los metió dentro de la boca para que no gritara y acto seguido le cubrió la cabeza con una manta.
-Este será tu nuevo hogar- dijo, -aquí me asegurare te pases un buen tiempo y no me molestes, le dijo mientras con sus propias manos empezó a arrojarle tierra encima para enterrarlo. –Considéralo un verdadero honor, serás mi regalo para el Gran Kan, se sentara todos los días sobre tu tumba hasta que mueras, ja ja ja ja ja – dijo riendo mientras seguía colocando tierra encima de la cabeza de Yharel.
 Cuando termino, volvieron a colocar las alfombras y el trono del Kan dejándolo todo como estaba. Antes de salir Lorna volvió a mira adentro y le dedico una sonora y ultima carcajada, -púdrete- fue lo último que le pudo decir.   
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Como siempre se despertó como de un raro sueño sufriendo todavía los efectos del vértigo y la sensación de confusión propia de no saber el momento ni el lugar donde había renacido. Se dio cuenta que estaba acostado sobre una mullida y amplia cama y al lado de él dormía plácidamente una hermosa mujer morena y de la larga y ondulada de hermosos cabellos negros. Un rápido vistazo a la luz que entraba por la ventana le indico que recién comenzaba un nuevo día, el sol tímidamente se comenzaba a mostrar sobre unas verdes y enormes montañas que destacaban al fondo de una enorme y desarrollada urbe. Los primeros rayos del sol comenzaron a colarse entre las cortinas y acompañándolos hizo su presencia una tenue y cálida brisa. Pudo ver algunas botellas y copas tiradas por el piso de la habitación testigos mudos de horas pasadas de disfrute y relax, pero como siempre no podía recordar nada de esta anterior vida no vivida todavía.
Se levantó consternado por no saber dónde se encontraba y dándose cuenta que estaba desnudo, miro con más detalle a su alrededor y encontró sobre el suelo ropa que imagino seria suya y de aquella mujer así como un mando remoto de Tv y algunas revistas y un periodo abierto en las páginas centrales. Tomo el mando y rebusco entre la ropa buscando algo para ponerse, encontró la Tv que descansaba sobre un enorme mueble de madera oscura y lo encendió, buscando también algo de beber en la habitación, tomo un trago del líquido que encontró en una botella, whisky añejo o algo similar, y mientras iban apareciendo las imágenes sobre aquella enorme y estrecha pantalla curva, cogió el periódico el periódico a fin de obtener alguna información que pudiera indicarle el lugar donde se encontraba. En la cabecera del periódico leyó el nombre del mismo y la fecha de publicación, y pudo saber que se encontraba en Venezuela, y a más señas por la edición supo que quizás estaba en la ciudad de Caracas, destacando a todo color y ocupando ambas páginas centrales, una enorme foto donde mostrando -según se indicaba en el pie de la foto-, la presencia del presidente del país, un tal Nicolas Maduro cortando la cinta inaugural de una nueva planta nuclear para desarrollo militar, construida gracias al patrocinio y tecnología punta aportada por Las Repúblicas de Rusia y de Irán. Indudablemente una foto hecha para la ocasión y con denostado contenido político y propagandístico. Sobre una gran tarima y presidiendo una enorme multitud portando banderas y consignas, el presidente de turno rodeado de una enorme grupo de acólitos y seguidores aparecía cortando la cinta, entre los aplausos de lo que imagino serian representantes de las empresas y embajadas que habían participado en el proyecto, y al fondo de todo podía distinguirse los contornos de una enorme edificación de color blanco. Cerró el periódico y volvió a arrojarlo al piso, pero de pronto consternado volvió a recogerlo y fue pasando apresurado las páginas hasta volver a tener entre sus manos aquella foto y el reportaje, algo le había llamado poderosamente la atención. Miro con más detalle la foto y abrió los ojos asombrado, lo había encontrado. Allí estaba,  entre la comitiva que rodeaba al personaje y según destacaba en el texto, -miembros de la casa militar y algunos ministros-, aquella vieja y odiosa cara que le era imposible de olvidar; allí como uno de los militares de más alto rango, vistiendo uniforme de color verde olivo y repleto de medallas y condecoraciones, estaba el miserable de Lorna, su mortal enemigo. Podría reconocer hasta con los ojos cerrados aquella mezquina sonrisa y la penetrante mirada de asesino que reflejaban sus pequeños y almendrados ojos negros. Otra vez el insondable destino movía los hilos del cosmos aunque estaba vez parecía obrar en su favor. Esta vez había tenido suerte, mucha suerte, lo había podido encontrar primero. Ahora que ya sabía dónde podía encontrarlo, tocaba pensar con la mente fría y de manera calmada, le sobraba el tiempo para ello, tenía que elaborar un plan, un buen plan para acabar de una buena vez con su enemigo, con ese cruel verdugo de la humanidad, la esencia misma de la propia muerte, Lorna.
Se sentó en un sillón que encontró al lado de donde estaba la Tv y tomando otra vez la botella se la llevo a los labios y procedió a beberse un buen trago de aquel fuerte whisky, que le irrito a su paso la garganta, carraspeo un poco y sacudió la cabeza despejándose, eso le hizo sentir vivo otra vez y profundamente motivado, en esta oportunidad tenía la ventaja de la sorpresa de su parte, pero convenía no arriesgarse innecesariamente, una vez supiera lo que tenía que hacer esperaría hasta que llegara el momento adecuado y se lo jugaría todo a una sola carta.

El destino estaba en sus manos, esta vez no podía darse el lujo de fallar, costara lo que costara.
Tenía una misión. La más importante de su vida. Quizás el motivo mismo de su propia existencia.
Mil muertes. Las llevaba todas contadas desde el primero de nuestros funestos encuentros. Estaba decidido. Esta vez seria definitiva, confiaba en ello. Esta sería la última de todas ellas, tus mil y una muertes.

 Esta vez no podía fallar.



Pedro A. Martos G./*



* Borrador original del relato escrito en 1994, reescrito en 2016.

      

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Me despido como siempre amigos, esperándoles les pueda haber gustado este humilde relato y a la espera de sus comentarios.
Hasta una próxima ocasión.

Que la llama de la libertad elimine para siempre las tinieblas de la opresión y la tiranía.